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¿Quién es suficiente?



 ¿Quién es suficiente? 

2 Corintios 2.14-17 
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.

Introducción:
Hay dos gotas que nublan la mente del pastor y predicador y lo incapacitan para hacer la buena obra a la que Dios le llamó; La primera el orgullo ministerial que le hace creer que ya llegó cuando ni siquiera ha dado el primer paso. Está en tal condición que difícilmente podrá recibir nada a no ser que sea de su “YO” que reina en su corazón. El tal vive bajo su propio engaño. En palabras de Pablo:

Gálatas 6.3-5 
Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.
La segunda es omitir, pasar por alto, su ignorancia de Dios y su doctrina y abandonado a su incompetencia terminar por inercia[1] torciendo la Escrituras

2 Pedro 3.15-16
Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, 16casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición.

En el primero de los casos reformar su corazón, familia e iglesia es prácticamente imposible. Ya lo sabe todo, se considera un erudito, ignora que la “Reforma” no es un episodio histórico per sé sino el inicio de un proceso que ha de continuar hasta la consumación de los tiempos, La visible y única segunda venida de Cristo. En el segundo de los casos, el que parece menos grave por cuanto aun pudiera disponer su corazón para inquirir en Dios y su Palabra, reformándose, conformándose a la Verdad que es revelada en las santas Escrituras. Aun así, si persiste; no hay duda que es clara evidencia de que estamos frente a un falso maestro, un falso profeta.
El tema tratar no es entonces si somos o no suficientes pues por mero sentido gramático de nuestro texto referencia (2 Cor 2.14-17) absolutamente no lo somos. EL tema aquí propuesto más bien hace referencia a que “NO TENEMOS DERECHO NI DISCULPAS DE SER INSUFICIENTES".

1. Ministros o administradores

2 Corintios 2.14 
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.

a. Nuestro llamamiento.
Arribar al Ministerio para algunos, y esto de fácil comprobación, llegaron a él ordenadamente, otros empujados inapropiadamente y algunos de manera rebelde (por diversas razones) con su comunidad local y el gobierno eclesial bíblico decidieron hacerse así mismos pastores. Pero todos ahora somos pastores y como tal responsables ante Dios.

En cierta ocasión escuche a un Pastor contar, de manera anecdótica, como en su Iglesia cierto joven le repitió una y otra vez durante un par de años que una chica del coro era su esposa. Pasado cierto tiempo se casó. Y al cabo de seis meses durante una crisis matrimonial vino a su pastor y le dijo melancólicamente: esa mujer no era mi esposa, a lo que seguidamente respondió el sabio pastor: Bien has dicho, no era pero ahora lo es.

Espero querido lector que comprenda la responsabilidad inalienable e irrevocable del llamado al Ministerio. Claro, quizás aun este a tiempo de reconocer que no fue Dios quien le llamó y dé un paso al costado. Más si por Gracia es don de Dios a la Iglesia[2] su deber: proseguir la carrera:

Hebreos 10 
Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. 
Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma

b. Nuestra persona

2ª Timoteo 2.15 
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.


Procurar viene de la palabra griega σπουδάζω spoudázo que significa usar velocidad, hacer esfuerzo, ser pronto. No fuimos llamados por mera aprobación humana, no vivimos ni predicamos para agradar a los hombres ni a denominación alguna, necesitamos el visto bueno de Dios. ¿En que hemos de serlo? En nuestra piadosa manera de vivir, y una enseñanza vigorosa y nutritivamente bíblica.

c. Nuestra tarea

Esdras 7.9-10 
Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios. Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.

La preparación del corazón. Una vez más. Nuestra relación personal con Dios es esencial, fundamental y definitiva en nuestro quehacer ministerial. La comprensión de su doctrina: teología propia, soteriología, eclesiología, etc. con el fin de aplicarla en nosotros primeramente[3] y entonces si ejercer el don del la enseñanza.

2. Nuestra intransigencia

2 Corintios 2. 15. a 
Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida.

Con la convicción dogmatica que Dios es intransigente [4] con el pecado. Nuestro mensaje, si es que es verdaderamente evangélico, ha de ser igualmente innegociable. Tal como a pesar de su eterna compasión Cristo no diluyó el Evangelio a favor de ganar al joven rico, lo amó dice la escritura, pero con un justo amor, uno que no menosprecia lo que es conforme a su justa ley moral. Nuestro mensaje no busca complacer a todos. No hemos de ser de la corriente de los “tibios”, corriente condenada por Cristo en su mensaje apocalíptico a la Iglesia de Laodicea[5] . Ciertamente sabemos que si bien muchos creerán, los más lamentablemente rechazaran, no a nosotros, ni al Evangelio sino al Dios nuestro, al Dios del Evangelio.

3. Nuestra insuficiencia

2 Corintios 2.b
… Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?

Nuestra condición de absoluta dependencia del Señor y su bendita Palabra. Incapacitados para hacerlo por nosotros mismos y sin embargo enviados como trompetas que presiden la aparición del Majestuoso Soberano Eterno. Una condición de humillación plena como la de Ezequiel en el valle de los huesos secos a quien Dios pregunto si sabía si esos huesos vivirían:


Ezequiel 37.3 
Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.

Predicamos para que todos sean salvos, por lo menos es nuestro deseo, pero solo Dios lo sabe. Fué El quien decreto la creación del hombre, permitir la caída, predestinar a unos para salvación(los que creen) y dejar a otros (incrédulos) en justa condenación, dar el precioso medio para alcanzar tal salvación (Cristo crucificado) y aplicar a los escogidos, elegidos, predestinados tan Gloriosa Salvación por El espíritu Santo. Es Él quien por la predicación hace un llamado eficaz a quien quiere[6] Querido consiervo, El es Dios.


4. Finalmente: LO QUE DEBEMOS SER

2 Corintios 2. 17
17Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.


No hay duda que la predicación expositiva es la vacuna contra tantas herejías. Miremos esta última parte de nuestro pasaje en referencia. Empieza con una negación, que implícitamente nos llama a determinar que somos. O con Cristo o contra Cristo. No eran pocos los falsos maestros y sus endemoniadas doctrinas en tiempos de Pablo, esto, créanme, es una realidad elevada a la mil millonésima potencia hoy. Muchos los llamados, poco los escogidos. Y no somos, espero, de esos. Además Falsificar es LO MAS PARECIDO A LA VERDAD ES EL PEOR ENGAÑO” de allí nuestra necesidad de cómo mensajeros conocer y distinguir apropiadamente el GENUINO EVANGELIO. Pues la sinceridad sola no seria suficiente si predicásemos la mentira.
Para terminar; No nos predicamos a nosotros mismos, hablamos de parte de Dios, con la Biblia en mano, exponiéndola con todo cuidado y denuedo y sinceramente, más nos vale que así lo entendamos pues lo hacemos delante de Dios, quien en ultimas es nuestro MAESTRO y JUEZ.

Pastor. Manuel Cendales S.
palabraprofetica@hotmail.com

[1] Inercia Propiedad de los cuerpos de no modificar su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza. || 2. Rutina, desidia. Diccionario DRAE.
[2] Efesios 4.8-16.
[3] Josué 24.15
[4] Que no consiente. Innegociable.
[5 ]Apocalipsis 3.15
[6 ] Romanos 9.13-16 Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. ¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.