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El barrendero andrajoso

¡Barrendero de las calles, desaseado, Andrajoso y mugroso!
¡Barrendero de las calles, desaseado,
Andrajoso y mugroso!  


Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y 
a salvar lo que se había perdido. 
Lucas 19.10


¡Barrendero de las calles, desaseado, Andrajoso y mugroso!
Hace poco tiempo, un gran artista había pintado una parte de la ciudad en la que vivía, y quería incluir en su cuadro—por razones históricas—a ciertos personajes muy notables de la ciudad. Un barrendero de las calles, desaseado, andrajoso y mugroso, era muy conocido por todos, y había un lugar apropiado para él en el cuadro. El artista le dijo a este individuo tosco y andrajoso: “te pagaré bien si vienes a mi estudio y me permites hacerte un retrato.” El barrendero se presentó en la mañana, pero pronto se le pidió que volviera a sus actividades, pues se había lavado la cara y se había peinado y se había vestido de manera respetable. El pintor lo necesitaba como un mendigo, y no era invitado en ninguna otra capacidad.

C. H. Spurgeon.

El estado lamentable  en que se encuentra es la principal razón por la que Dios está pensando en Usted.
La auto justificación solo lo alejara de la Posibilidad de ser rescatado. 

Introducción.
La parte más lamentable de la miseria humana y por la cual se hace imposible ser alcanzado por la gracia salvadora de Dios es el autoengaño. Su corazón endurecido por el pecado, le comunica a sus emociones que “todo va bien” que con respecto a su conciencia de la existencia de Dios y el juicio inminente sobre su vida “hay paz” no habiendo paz. Y le grita queriendo tapar el sol con un dedo que Usted es feliz no siéndolo en verdad. Por otro lado su mente engañada por lo que Usted considera  “su verdad” lo aleja del conocimiento de la Verdad vendiéndole la idea que Usted tiene la razón: Que eso del pecado y santidad, condenación y salvación, cielo e infierno son solo cosas inventadas que solo quieren estorbar que Usted cumpla con todos sus deseos y sea feliz.

Que en general “usted es bueno” y que de ser cierto esto del Evangelio de Jesucristo, esto no es para Usted, sino para sus parientes, sus compañeros de trabajo, sus vecinos quienes definitivamente necesitan ayuda divina.  Permítame mostrarle a la luz de este pasaje bíblico que  al igual que el  barrendero de las calles, desaseado, andrajoso y mugroso, de la ilustración del Sr. Spurgeon, todo esto que Usted piensa de si, no solo es un maquillaje barato y superficial sino que lo inhabilita para ser objeto de la Gracia salvífica, del perdón de Dios que proviene de la obra, muerte y resurrección de Jesucristo. Pues el pintor de esta ilustración es Jesucristo, y su oferta es la vida eterna. Pero El, necesita que Usted no maquille su estado, que venga a sus pies en la condición de un malvado impenitente, pues sabe Usted y su conciencia se lo confirma que esta descalificado para heredar la vida eterna.

1.    Descienda de prisa.
¡Barrendero de las calles, desaseado, Andrajoso y mugroso!

Lucas 19:1-5  Habiendo entrado Jesús en Jericó,  iba pasando por la ciudad.2  Y sucedió que un varón llamado Zaqueo,  que era jefe de los publicanos,  y rico, 3  procuraba ver quién era Jesús;  pero no podía a causa de la multitud,  pues era pequeño de estatura. 4  Y corriendo delante,  subió a un árbol sicómoro para verle;  porque había de pasar por allí. 5  Cuando Jesús llegó a aquel lugar,  mirando hacia arriba,  le vio,  y le dijo: Zaqueo,  date prisa,  desciende,  porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.



En el contexto de nuestro pasaje. Jesús llega  a cierta ciudad y llama a un hombre de nombre Zaqueo, jefe de Publicanos. Un publicano era un judío que había traicionado su religión y a su nación poniéndose al servicio del Imperio Romano, el que subyugaba a su pueblo. Más aun, tenía la autorización de cobrarles impuestos para el Cesar, y lo hacían de manera abusiva, llegaban a cobrar hasta cinco veces más de lo justo y imponían impuesto donde no lo había a su capricho. En pocas palabras era un usurero y abusivo. Y nada menos que el jefe de estos  extorsionistas. A pesar de todo esto, habiendo oído de la fama de Jesús, de sus milagros, y su ofrecimiento de perdón, siendo un pequeño hombre... como cualquier pecador lo es frente al Señor, subió a un árbol...



Cuando Jesús llegó a aquel lugar,  mirando hacia arriba,  le vio,  y le dijo:  Zaqueo,  date prisa,  desciende,  porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.

Había una gran multitud, sin embargo Cristo llama a uno de los más malvados y odiados ¿Por qué? Bien, no hay duda que quiere llamar la atención de un pueblo religioso (el judío) que confiando en su religión se creía bueno, justo delante de los ojos de Dios. Recordemos que en Romanos 3 dice que no hay un justo, un solo bueno. Tres frases:
Date prisa... Cuando Cristo llama hay que responder lo más pronto posible, la oportunidad puede escaparse.


Desciende... La pequeñez humana solemos quererla suplir con el orgullo, la soberbia, la auto justificación, nuestra propia justicia basada en “buenas obras” Las cuales viniendo de un árbol malo no son buenas, y si algo de bueno pudiesen tener son insuficientes para justificarnos ante Dios. Como el mendigo, no comenta   de tratar de esconder su pecado bajo   el peinado, eso solo lo incapacita para vivir. Desciende, humíllate... porque hoy es necesario que pose yo en tu casa... Solo hay un hoy. Los hombres a diferencia de Dios quien es eterno, estamos sujetos a la sucesión de tiempo. Los días parecen repetirse, pero son irrepetibles, las oportunidades llegan y jamás regresan. La oportunidad de recibir a Cristo como Señor y Salvador puede no regresar, quizás Usted hoy parta de este mundo. Y sin duda, sin Cristo se perderá. Esta condenado.

Juan  3:18-19  El que en él cree,  no es condenado;  pero el que no cree,  ya ha sido condenado,  porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19  Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo,  y los hombres amaron más las tinieblas que la luz,  porque sus obras eran malas.

Cristo es la luz que alumbra el alma de los mendigos espirituales haciéndoles consientes  de su estado y llevándolos a pedir salvación. Sino escucha el llamado, responda a él con diligencia, mañana puede ser demasiado tarde.


¡Barrendero de las calles, desaseado, Andrajoso y mugroso!
2.    La fe en Cristo siempre va de la mano con el arrepentimiento.
 Lucas 19:6-8  Entonces él descendió aprisa,  y le recibió gozoso. 7  Al ver esto,  todos murmuraban,  diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8  Entonces Zaqueo,  puesto en pie,  dijo al Señor: He aquí,  Señor,  la mitad de mis bienes doy a los pobres;  y si en algo he defraudado a alguno,  se lo devuelvo cuadruplicado.

Notemos la inmediata respuesta de alguien que realmente entiende su condición de mendigo y su necesidad de un Salvador divino. No solo se dio prisa, sino que lo hizo gozoso. Las buenas nuevas del Evangelio habían llegado no solo a El, sino a toda su casa (verso 5).  Inmediatamente la murmuración ¿De quienes?  De los que los que lavan su suciedad y se peinan y se adornan con el maquillaje de la auto justificación, de sus propios razonamientos envanecidos, de los que no quieren tener en cuenta a Dios


¡Barrendero de las calles, desaseado, Andrajoso y mugroso!

Romanos  1:21  Pues habiendo conocido a Dios,  no le glorificaron como a Dios,  ni le dieron gracias,  sino que se envanecieron en sus razonamientos,  y su necio corazón fue entenebrecido.


Notemos que Usted si entiende que hay un Dios, pero necesita más que eso, debe correr a Cristo y  en El glorificar a Dios.  Y esto no puede ocurrir sin un corazón arrepentido de no buscar a Dios, de pecar contra El, de no tenerlo en cuenta.

8  Entonces Zaqueo,  puesto en pie,  dijo al Señor: He aquí,  Señor,  la mitad de mis bienes doy a los pobres;  y si en algo he defraudado a alguno,  se lo devuelvo cuadruplicado.

Zaqueo prometió entregar a los pobres la mitad de sus bienes y restituir el cuádruplo a quienes injustamente hubiera despojado (Lucas 19:8). La salvación había llegado a la casa de Zaqueo, y más adelante se convirtió en discípulo.

El arrepentimiento, es un cambio de mente, de afectos y de voluntad. No solo dejar de hacer lo malo sino pasar a hacer lo bueno. Implica restitución hasta donde sea posible restituir a los que  hemos defraudado. Mientras Zaqueo se presento sin lavarse ni peinarse al DIVINO SALVADOR, los que murmuraban se fueron con las manos vacías, condenados eternamente. Y es que se creían buenos, sanos, sin necesidad de un Cristo que los redimiera por eso en otra ocasión Jesús les dijo:

Mat 9:12  Al oír esto Jesús,  les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico,  sino los enfermos.


¡Barrendero de las calles, desaseado, Andrajoso y mugroso!
Imagine Usted al Barrendero andrajoso y sucio, al que necesitaba en pintor en tal apariencia para enriquecer su pintura presentándose, limpio, imagine una persona con una enfermedad grave fingiéndose sana, para que el médico no la dictamine y recete.

Hasta cuándo va a permanecer en su autoengaño,  venga como Zaqueo, humíllese, reconozca su maldad, arrepiéntase  y propóngase incluso restituir a los que ha agraviado, siendo el primero Dios mismo, quizás hoy quiera Jesús posar en su casa.

Que Dios premie vuestro esfuerzo queridos hermanos regalándoos muchas almas para su Reino. Gracias por predicar el EVANGELIO DE NUESTRO GLORIOSO SALVADOR Y REY. 

Vuestro siervo,  
                                           Manuel Cendales S.

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