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La Reforma es de Corazón



“La Reforma es de Corazón”
Deuteronomio 10.16

Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.




Años atrás, mi esposa fue invitada por una antigua amiga a un grupo de oración en su casa y el tema de reflexión bíblica giró alrededor de acercarse a Dios confiadamente. Los argumentos teológicos sobreabundaron, había en el ambiente una evidencia general que el conocimiento bíblico (intelectualmente hablando) era alto. Era un grupo de personas “preparadas”. De repente una mujer con rostro angustiado emergió en medio de tal erudición y dijo:
- “Quiero que me perdonen, sé tan poco de la Biblia, yo me siento tan indigna de acercarme a Dios… que difícilmente puedo siquiera hablarle...”-
Inmediatamente una andanada de razones teológicas pulularon en reproche mezclado con ánimo propendiendo por que aquella dama asumiera otra actitud. Avergonzada, bajo el rostro y comenzó a llorar. Tal imagen  me conmovió de tal manera que poniéndome de pie les dije a los asistentes: “Creo, con mucha tristeza que la única persona que tiene la actitud correcta y apropiada para acercarse Al Divino Salvador de entre nosotros es  esta humilde dama

No hay ninguna duda que La Reforma del Siglo XVI, -[que no ha sido la única en la Historia de la Iglesia ya que la historia sagrada nos muestra varias en el Antiguo Testamento tales como las del tiempo del rey Josías (648-609 a C.)[1], Solo como ejemplo]-, si bien tuvo incidencias a todo nivel, en el arte, la música, la política, la religión no tuvo como punto de partida el intelecto de los reformadores sino el corazón.

El texto en referencia está enmarcado en el contexto del viejo pacto, el pentateuco, y promulgación de la ley moral de Dios. Para entonces la circuncisión física era la señal del pacto entonces vigente (Pacto de obras) así que aquellos varones se acogían al pacto debían circuncidarse físicamente y de la misma manera todos sus hijos varones. Era imperativo. Sin embargo quisiera mostrarles que este era solo el aspecto externo del mandamiento.

Uno de mis maestros en la “Medula Teológica” [2] El Pastor Oscar Arocha, en uno de sus sermones del “día de reposo” dice que La Ley de Dios presenta dos aspectos: La ley en su dimensión Interna: Moral y cuya obediencia proviene del Amor y la ley en su dimensión Externa: Ceremonial. Que es la expresión de ese Amor.

La anécdota que mencioné como introducción a esta reflexión; tal “erudita pretensión” de la mayoría de los asistentes a la reunión de oración trajo a mi memoria las oraciones de “El Fariseo y el Publicano”

Lucas 18.10-11
Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano…



Notemos que el Fariseo (como todos los que se preciaban de serlo) mostraba cierto grado de conocimiento de la ley y no hay duda que se esforzaba, esta casta farisea, hasta el extremo del aspecto ceremonial, externo de la ley; Pero su corazón no había sido circuncidado. A ello creo se refirió Jesús cuando dijo a estos:



Mateo 15.7-8
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.

Por contraste (un estilo de enseñanza abundante en la economía Divina) el Publicano, en mi opinión asumió la posición de aquella contristada dama de mi anécdota:

Lucas 18.13-14 
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

Es seguro o si prefiere altísimamente probable que el publicano tuviese un grado semejante de conocimiento de las Escrituras cercano al del Fariseo ya que los Publicanos (si bien eran cobradores de impuestos para el fisco Romano, muchos eran Judíos y por tanto conocedores en buena medida de la Ley de Dios) Pero tal conocimiento (grande o pequeño) solo producía en él una profunda convicción de pecado, tristeza para arrepentimiento:

2ª Corintios 7.10
Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.

Esta era una de las razones por las que Pablo, quien se presentaba así mismo como el mayor de los pecadores [3] increpaba [4] a los Corintios, era una Iglesia llena de dones [5] y aparentemente erudita, pero supremamente pretenciosa, orgullosa, altiva de corazón. Creía saber y quizás intelectualmente algo había alcanzado pero su Ortopraxia [6] (practica piadosa) era poca, escasa, falta de peso. El orgullo de los Corintios les llevó e andar en divisiones:

1ª Corintios 1.11 
Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloe, que hay entre vosotros contiendas.

Pleitos judiciales, que bien podrían haber solucionado de corazón a corazón y como hermanos en la FE.

1ª Corintios 6.6
Sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos?

El “orgullo espiritual” paseándose cual bufón que alardea de sus cachivaches.

1ª Corintios 5.6
No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?

El contexto es esta última cita: se gloriaban de lo que pretendían saber; pero la inmoralidad sexual aun innombrable entre los gentiles carcomía la Iglesia. Ley externa, ceremonial, “cascarón cognoscitivo” vacuo [7] de Ley interna, moral. Si como dice Arocha, el sentido interno de la ley nace del amor no fingido y su sentido externo ceremonial es la expresión de ese amor aquí nos hallamos frente a un “cascarón” y nada más.

Volviendo al tema de la reforma, los iluminados reformadores a su turno han sido, no meros circuncidares de lo externo y ceremonial, lejos de ser una especie de “aristocracia espiritual”, sino verdaderos pecadores arrepentidos que circuncidaron su corazón y eso desearon del corazón de la Iglesia de Cristo. No fueron meros brillantes escritores con el deseo de ser populares y que la historia les pagara con gloria de hombres por su piadosa vida interna. Nunca desearon ver una revolución cultural, aunque la alcanzaron. Sus oraciones no las hacían, como acertadamente lo indica el Dr. Martín Lloyd Jones[8], para que las imprimieran las posteriores generaciones y se ufanaran de la hermosura de las mismas y pretendiesen emularnos en lo meramente estético (forma). Enmarcándolas quizá como cuadros de oficina.

Deuteronomio 10.16
Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.

Volviendo a nuestro versículo referencia; repito,si  fue dado en el ambiente del “Viejo Pacto” para alumbrar una y otra vez el entendimiento de Israel.Cuanto más hoy, somos el Israel espiritrual ,Dios no se complace meramente en los ritos o ceremonias o liturgias como algunos parecen entender. La esencia de la ley de Dios es eterna, es decir su aspecto interno y moral y la forma o aspecto ceremonial es diferente del antiguo al Nuevo testamento. Solo para ejemplo El Sacerdocio sigue vigente solo que su forma ya no es la Levítica o Aarónica; ahora es espiritual y Cristo nuestro sumo sacerdote.


Iglesia, la erudición que no circuncida el corazón es conocimiento fatuo. Saber que Dios es Dios no salva, pues los demonios lo saben y tiemblan. Que Dios nos ayude a no ufanarnos, no somos “cabezones” [9] como algunos pretender hacernos ver, que solo nos llenamos de información. Entendemos, creemos y estamos persuadidos [10] que la Teología es Conocer a Dios y conociéndolo ser conscientes de nuestra paupérrima condición y la necesidad de la Cruz de Cristo y de su Graciosa Misericordia que es para siempre.

Terminemos con las inspiradas palabras del apóstol Pablo:

Romanos 2:28-29
Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Pr. Manuel Cendales S.
palabraprofetica@hotmail.com



[1]  2a Reyes Cap.22
[2]
  Programa de Estudios Teológicos impartidas por los hermanos Jeff Smith, Robert González, Greg NIchols, Samuel Waldron, Richard Barcelos y Oscar Arocha y Francisco Orozco, Profesores que poseen maestrías y doctorados en Teología y una experiencia de más de diez años como pastores e instructores bíblicos. El grado académico es a nivel de licenciatura Universitaria.
[3] 1ª Cor. 15.9/ 1Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero 1ª Tim. 1.15
[4]
1ª Corintios 4.21
[5]
1ª Cor. 1.7
[6]
Véase la enseñanza del Dr. Richard L. Pratt Jr. “Construyendo su Teología”
[7] vacuo, cua. (Del lat. vacŭus). adj. Vacío, falto de contenido. || Diccionario DRAE.
[8] Léase el tomo 2 del Sermón del Monte y el capítulo II “Como Orar” Editorial: EL Estandarte de la Verdad
[9] Epíteto agresivo lanzado contra los que amamos la sana Teología de parte de quienes creen que la Teología divide, y que el prepararse en tal conocimiento es innecesario con la falsa intuición de que el Espíritu por medios extra naturales y ajenos a la reflexión Bíblica transmite al creyente todos los conocimientos que requiere para vivir piadosamente.
[10] 2ª Tim. 3.14