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" Mirad a Mi "



    " Mirad a Mi "

Isaías 45: 22
Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.

Una de las “las muletillas” más usadas en el ambiente protestante es “La gloria es para El Señor” y la llamo muletilla porque aunque la Biblia enseña que este es el fin último de todas las cosas, buenas y malas, y particularmente hacia donde debería apuntar sinceramente todo cristiano es en lo que para muchos se ha convertido. Pués aun entre los más santos y eruditos creyentes, hay una proclividad perversa, por diversas razones e incluso algunas altruistas, a desviar la mirada que la Iglesia debe tener en Cristo para ponerla en otra cosa, persona y/o movimiento. En algún lugar del corazón con remanente pecaminoso aun queda esa maldita brizna de divinidad inoculada en el hombre por la serpiente antigua.

La palabra hebrea usada por Isaías para “MIRAD” es paná cuyo significado conlleva la idea de andar, entender, marchar, parecer, seguir, encaminar. No hay duda que EL Señor conocedor de esta inclinación presente aun en los mas “santos” de ayer y de hoy y de mañana, insiste que El , Cristo y solo Cristo debe ser el objeto de nuestra búsqueda, conocimiento, deleite, alabanza y Gloria. Toda cosa, persona, o movimiento que se interponga ha de ser considerada maldita, perversa y por supuesto herética.

Mirad a mí, y sed salvos…

Si quienes enarbolaron las “solas” de la reforma que incluyen “SOLO CRISTO y SOLO A DIOS LA GLORIA” pudieran levantarse de sus tumbas levantarían su voz de protesta y condenación contra lo que hoy vive la Iglesia del 2010. Los más liberales con sus rutilantes títulos de “apóstoles”, “profetas”, “milagreros” etc. Desvían la mirada del la Iglesia hacia ellos como como si la salvación y bendición del pueblo redimido dependiese de ellos. Pero no menos repugnante a los ojos de Dios resulta, cuando presumiendo identificar la Reforma del siglo XVI, quienes nos declaramos confesionales no solo ponemos, sino imponemos a los demás nuestra vertical perspectiva de ver las cosas, llevando al Pueblo santo a priorizar el conocimiento sistemático de ciertas verdades, no dudo contenidas en la Biblia, pero enfocadas de tal manera que pareciera que es en tal conocimiento en donde está la Salvación.

La biblia afirma que el conocimiento envanece (1ª Cor. 8.1-2) En su libro “El predicador y la Oración” E.M. Bounds dice” “No quiere decir que los predicadores estudien demasiado. Algunos de ellos no estudian nada, otros no estudian lo suficiente. Muchos no estudian la manera recta para mostrarse como obreros aprobados de Dios. Pero nuestra falta no está en la cultura de la mente, sino en la cultura del corazón; no falta el conocimiento sino falta de santidad es nuestro triste y principal defecto –no que no sabemos demasiado, sino que no meditamos en Dios y en su Palabra, y no velamos, y no ayunamos, y oramos lo suficiente(1).

Las doctrinas bíblicas tienen un único e inmarcesible fin común que Miremos a Cristo para que seamos salvos. Que oigamos solo su voz, que lo imitemos solos a Él, y si a alguien más, en lo que imita a Cristo. Precisamente en su libro “De la imitación de Cristo” Tomas de Kempis dice:

1. El que me sigue no anda en tinieblas dice el Señor (Juan 8.12) Palabras son estas de Cristo, con las cuales nos exhorta a imitar su vida y sus costumbres, si queremos ser verdaderamente iluminados y libres de toda ceguedad del corazón. Sea pues, nuestro principal estudio meditar en la vida de Jesucristo.

2. La doctrina de Cristo es superior a la de todos los santos; y el que poseyese su espíritu hallaría en ella maná escondido.
(2)

Porque yo soy Dios, y no hay más...

Hay un celo evidente en esta declaración. No son celos amargos humanos como los que a veces nos motivan llamar la atención de la Iglesia hacia nosotros y quitándola de Cristo; Ya con denuncias de lo que es evidente, ya con enseñanzas con tal alta erudición y lenguaje tan elevado que solo arrancan el aplauso del honorable publico por tan iluminado expositor (aunque no siempre entiendan) o en el mejor de los casos tan “ungidos” que gritan: “mírame a mí y serás salvo”. Por ello el celo divino, santo, justo y bueno. Solo Cristo es Dios; nadie, por cuanto nadie es suficiente(3), puede salvar que no sea Cristo. Solo El es Dios; esto es la segunda persona de la trinidad “levantada” como la serpiente de bronce en el desierto(4); la cual, a propósito, tuvo que destruir el Rey Ezequías por cuanto Israel la vio como sustituto de Dios y la convirtió en un Nehustam (ídolo) y Ezequías tenia en primer lugar a Dios(5)

Permítanme terminar invocando un cántico contemporáneo que contiene este concepto:

“A Cristo, solo a Cristo yo exaltaré
A Cristo solo a Cristo yo adoraré
Porque El me ha dado vida eterna
Porque El me ha dado el poder
Porque El me ha dado la Victoria
El es mi Rey.
A Cristo proclamado Rey
(6)

A Él solo buscaremos porque EL ES DIOS Y NO HAY OTRO. Hay muchos Nehustam erigidos en estos días. Pero no son Dios, y no pueden siquiera ayudarse a ellos mismos. Ellos también requieren de Dios.


Por: Pr. Manuel Cendales S
palabraprofetica@hotmail.com

1 Libros CLIE pág. 57
2 Editorial Sopena Argentina S.R. L.
3 2ª Cor. 2.16-17
4 Números 21.8-9
5 2ª Reyes 18.3-5

6 Proyecto AA