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¿Cuáles buenas noticias?


¿Cuáles buenas noticias?


Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres
Lucas 4.18

Cuando aquel ilustre, afamado y ricachón hombre entre a la sala de reunión de socios de una de sus muchas compañías un silencio casi sepulcral lleno la estancia. Las conversaciones propias de dicha reunión comenzaron a desarrollarse como si nada sucediera. En eso entrando desenfrenadamente entro un primo suyo, que por cierto siempre fue el pobre de la familia. Inmediatamente el mismo le pregunto: -primo que haces aquí?- a lo que con voz de trompeta y llena de gozo y respondió aquel hombre humildemente trajeado -Vengo a traerte  buenas noticias-,  interrumpiéndolo el adinerado primo pregunto - ¿cuáles buenas noticias-   a lo que replico el gentil y modesto hombre -tengo en mi mano un cheque por 2000 dólares, los ahorre durante estos últimos veinte años, ahora son tuyos- alargando a continuación  la mano hacia el ricacho con una mirada tierna y acuciosa como quien espera un felicísima reacción. La respuesta fue terriblemente fría, tomo el cheque en sus manos y mirando con desprecio al viejo y menos y canoso pariente,   tiro aquel cheque   sobre la mesa y con un gesto invito a que continuase la reunión.  Todos y cada uno de los socios  de aquella multinacional lo miraron con cierto desdén entremezclado con compasión, sin embargo nadie se atrevió a decirle lo que el evidentemente ignoraba, pues se hallaba de zafarí en el África, que las decisiones  tomadas por sus apoderados en materia de inversión la noche anterior lo habían dejado en la ruina absoluta de tal forma que ni un peso le quedaba ni ésta, ni en ninguna de todas las empresas que había poseído.


Imaginen cual hubiera sido su actitud si al recibir aquel tesoro de su primo hubiese sabido la condición en que se encontraba... su estado de total pobreza,  sin duda Una gloriosa dicha... No solo lo hubiera recibido sino que hubiera alabado al que se lo dio, pero la ignorancia de su propia realidad le hizo mirar con desprecio  aquella tan grandiosa dádiva.

Nuestra porción bíblica elegida  se encuentra inmersa en el Evangelio de Lucas. Leámoslo por favor:

Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres...  Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;  A pregonar libertad a los cautivos,  Y vista a los ciegos;  A poner en libertad a los oprimidos; Lucas 4.18.

1. El Evangelio un mensaje para pobres

Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres...
Este versículo del evangelio de Marcos fue dado cuando el Señor Jesucristo abrió el Antiguo Testamento y tomando una porción del Profeta Isaías hizo su presentación oficial delante de los judíos. Anunciándole que venía a salvar a los pobres.  Sin duda, esta y otras porciones de la Biblia han sido mal interpretadas en cuanto a lo que Jesús quiso decir con “pobres”. Pues la palabra griega usada aquí es de πτώσσω ptósso, acurrucarse;   mendigo, pordiosero (como agazapándose), i.e. pobre (estrictamente denotando mendicidad absoluta o pública.
Muchos movimientos bajo el lema de cristianos durante siglos dieron a entender que tal pobreza era sin duda de tipo económico. Bajo esta equivocada premisa se hicieron cruzadas y campañas invitando a la gente a  despojarse de sus riquezas materiales  incluso mediante la violencia y proclamando que entre menos riqueza tuviesen más cerca del cielo estaban, lo cual es una herejía por supuesto.


Es cierto que Cristo enseñó  la gran dificultad de los ricos para entrar al cielo:
Mat 19:21  Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto,  anda,  vende lo que tienes,  y dalo a los pobres,  y tendrás tesoro en el cielo;  y ven y sígueme. 22  Oyendo el joven esta palabra,  se fue triste,  porque tenía muchas posesiones.23  Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo,  que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24  Otra vez os digo,  que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja,  que entrar un rico en el reino de Dios. 25  Sus discípulos,  oyendo esto,  se asombraron en gran manera,  diciendo:  ¿Quién,  pues,  podrá ser salvo? 26  Y mirándolos Jesús,  les dijo: Para los hombres esto es imposible;  mas para Dios todo es posible.

En este pasaje un joven rico vio impedida su salvación y el poder seguir a Cristo debido no a las riquezas por sí mismas sino a su amor por las mismas que es idolatría. Este joven tenía su corazón puesto en las mismas.

Mat 6:19  No os hagáis tesoros en la tierra,  donde la polilla y el orín corrompen,  y donde ladrones minan y hurtan; 20  sino haceos tesoros en el cielo,  donde ni la polilla ni el orín corrompen,  y donde ladrones no minan ni hurtan. 21  Porque donde esté vuestro tesoro,  allí estará también vuestro corazón.

Así que nuestro versículo para hoy... Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres... Jesús está hablando de otro tipo de pobreza.  Para comprender a que se refiere remitámonos  a su maravilloso sermón del monte:

Mat 5:3  Bienaventurados los pobres en espíritu,  porque de ellos es el reino de los cielos.


Esta es la primera de las bienaventuranzas y dice el Dr. Martyn Lloyd-Jones en su comentario a estas que El Señor no la puso de primera al azar, es que sin ella no hay acceso al reino de los cielos. Es la primerísima condición para poder recibir, como lo dice en las subsiguientes dichas, consolación, misericordia, ver a Dios. Es no solo el saberse miserable espiritualmente delante de un Dios rico en Santidad, justicia  y Verdad, sino particularmente la actitud que asume este “pobre de espíritu” para consigo mismo. Este es uno que ha dejado de confiar en sí mismo, por tanto es consciente que no puede depender de sí mismo, particularmente en cuanto al verdadero conocimiento, la justicia y la rectitud. Es uno que sabe de su maldad y no busca justificarla y mucho menos justificarse así mismo. Esto es lo que  hace que Jesús lo llame dichoso porque es esta actitud la que sin duda abre las puertas del cielo, mueve a Dios a misericordia. No así con los “ricos de espíritu”...

Salmo 138:6  Porque Jehová es excelso,  y atiende al humilde,  Mas al altivo mira de lejos.

La mayoría de los hombres ilustres y poderosos del tiempo de Cristo encarnado despreciaron su llamado porque se consideraban ricos en el espíritu, es decir  mentían, eran injustos y vivían en sus concupiscencias y sin embargo se consideraban dignos candidatos de heredar el reino de los Cielos. Muchos son los llamados y pocos los escogidos aseveró el mismo Salvador.

2.  La conciencia y actitud de estos pobres de espíritu.
Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres...  Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;  A pregonar libertad a los cautivos,  Y vista a los ciegos;  A poner en libertad a los oprimidos; Lucas 4.18.


De acuerdo a nuestro pasaje escogido, estos pobres, se saben pordioseros espirituales, menesterosos de Dios y su Gloria. Tengan o no riquezas materiales son infelices sin Dios como su mayor presea. No importa lo que posean sino no han alcanzado a Cristo, son absolutamente desgraciados.

Están quebrantados de corazón...en las bienaventuranzas Jesús dice  “Que lloran” y los llama bienaventurados. La razón es  serán consolados. Pero? por que lloran?  Por su lamentable e impotente estado espiritual. Se asemejan al famoso paralitico de Bethesda que llevaba 38 años en su parálisis y muchísimos años esperando que alguien lo metiera en el estanque para recibir salud, porque el por si mismo era incapaz hasta que llego Jesús y lo sanó. Aquí la salud ofrecida es la del alma. Cristo y su sangre son la “cura para el alma”.
Estos pobres se saben cautivos. Cautivos de que?    Veamos lo que el mismo Jesús dice:
Juan  8:34  Jesús les respondió: De cierto,  de cierto os digo,  que todo aquel que hace pecado,  esclavo es del pecado.

Así que estos pobres espirituales no solo se saben y actúan como tal, lloran su estado, sino que además  de acuerdo a la cuarta bienaventuranza:
Mat 5:6  Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,  porque ellos serán saciados.
Tienen hambre y sed de justicia. Es decir se saben culpables y dignos de condenación eterna. Es decir en estado de “quiebra espiritual “y a diferencia del ricacho de nuestra ilustración introductoria no menospreciaran el cheque de su salvación, que no es solo el evangelio sino Cristo mismo quien se ofreció en justicia en la Cruz para justificar a estos.

2Co 8:9  Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo,  que por amor a vosotros se hizo pobre,  siendo rico,  para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.

Es en este sentido que Cristo se hizo pobre, no fue meramente porque nació en un pesebre, fue hijo de carpintero siendo el dueño de la tierra y todo lo que hay en ella, sino que principalmente obedece a su condición de ser Dios  y hombre santo, pero los pecados de su pueblo, los que creemos, fueron echados sobre si para castigarlos en el madero.

Notemos que aquí dice que esto hizo EL Divino salvador para hacernos ricos espiritualmente, sin duda, no necesaria ni exclusivamente en lo material. El vino para que Usted fueran ricos en Dios. Para hacerles participe de su naturaleza santa.

Ignora Usted su estado espiritual? Permítame decirle que si no tiene a Cristo como su Salvador y Señor, Usted al igual que el empresario rico está en bancarrota espiritual  no cometa el error de rechazar el cheque de su salvación. En esto consisten  las buenas nuevas... Cristo  que es rico en misericordia vino para darle vista espiritual y libertad a su alma.   Hay un peor ciego que el que no sabe y es aquel que no quiere ver.


Que Dios premie vuestro esfuerzo queridos hermanos regalándoos muchas almas para su Reino. Gracias por predicar el EVANGELIO DE NUESTRO GLORIOSO SALVADOR Y REY.

Vuestro siervo,
                                           Manuel Cendales S.

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