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EL QUEHACER MINISTERIAL

Pastor Manuel Cendales S
EL QUEHACER MINISTERIAL
( Revista Palabra Profética. Décima Novena Edición. Año 2003)
                                                                  
No conozco un solo ministro de Dios que no haya experimentado por lo menos una vez en su vida desorientación en cuanto al cómo, cuándo y dónde desarrollar su labor pastoral con la eficacia y responsabilidad que Dios demanda. La verdad es que esto es más frecuente de lo que podemos imaginar, por ello el maligno escondiendo, encubriendo sus verdaderas intenciones con un lenguaje sumamente religioso y torciendo la Escritura tal como lo hizo durante la tentación al Señor Jesús (Lucas 4:1-13), ofrece al hombre de Dios alternativas tales como: “desarrollo personal”, “aprendiendo a conocerse”, “liderazgo de éxito” o “técnicas de control colectivo” y muchas otras, que por ir sazonadas de algún lenguaje bíblico dan la impresión de ser la última revelación del “tercer cielo”.
Permítame amado lector recurrir a la única fuente segura y confiable, la Biblia, no solamente para líderes cristianos, sino para todos aquellos que somos de la fe de Jesús (Romanos 3:26). Fue en uno de los muchos momentos de confusión, de no entender mi llamado y no saber qué hacer, que al observar este versículo noté que contenía profundas enseñanzas para orientarnos, no siendo éste el único por cierto, pues la santa Escritura abunda y redunda en doctrina para desarrollar un liderazgo santo que agrade a Dios, aunque no siempre se considere exitoso por los hombres, lo cual no debe sorprender al “siervo de corazón íntegro” ya que al mismo tiempo al Señor Jesucristo le tuvieron por perdedor (Isaías 53:3-4).
                                                                                  
“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.”
                                                                 Éxodo 3:1

Moisés: La Biblia nos enseña que no hubo sobre la tierra profeta tan manso como él (Números 12:3); recordemos sin embargo, que no fue algo que alcanzó de la noche a la mañana. Este Moisés, muchos años atrás huía de Egipto como homicida buscando refugio en el desierto. Durante cuarenta años permaneció escondido en la tierra de Madián (Hechos 7:20-30), aunque en su eterno plan, Dios le tenía para ser libertador de Israel; pastor excepcional del rebaño de Dios, tuvo que aprender y no fue precisamente liderando hombres, sino animales, más exactamente ovejas. Caso similar ocurrió en el proceso de madurar la fe de Abraham, quien también cometió errores varios: mintió, engendro un hijo fuera del matrimonio, ignorando que estaba en la preciosa escuela del Espíritu Santo.
Suele Dios usar nuestras labores más cotidianas, nuestro oficio en la familia, como esposo, padre; en la empresa, como obreros o gerentes, en las labores más sencillas; siendo esto, un prototipo de lo que quiere Dios que desarrollemos en nuestro “quehacer ministerial”. Es decir, nuestra vida diaria suele ser un ejercicio para aplicar en el ministerio. Observemos lo dicho por el Apóstol Pablo a su discípulo Timoteo, en este sentido:
                                                                    
“Los que quieren ser ministros, primero deben gobernar bien su propia casa… ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?” 
                                    1 Timoteo 3:4-5. 
                                                                              
Dios nos prueba, luego nos aprueba y establece ¡tremendo, verdad!

Vemos pues al ministro Moisés desarrollando una labor que posiblemente ignoraba, era preparatoria para graduarse llevando a Israel a la tierra prometida. Si leemos detenidamente, nuestra cita bíblica, hallamos cuatro elementos fundamentales, de nuestro itinerario pastoral.
                                                                       
En primer lugar, apacentaba Moisés un rebaño, labor muy baja para la educación y cualidades del profeta; recordemos que su educación fue al mejor nivel egipcio. No debe sorprendernos que el Señor nos lleve a desarrollar oficios tan humildes, solo con la pretensión de humillar nuestro soberbio “Yo”, capaz de matar egipcios si fuere necesario y desarrollar nuestro sentido de servicio y consagración sacerdotal.
 “Apacentando”, es decir alimentando, cuidando, protegiendo, el rebaño de ovejas seguramente torpe, cegatón y rebelde. ¿No es acaso esta, la labor que debemos desarrollar diariamente, en la que debe hallarnos el Señor cuando regrese? El Señor Jesús preguntó a Pedro ¿me amas más que éstos? El apóstol respondía positivamente, a lo que el Señor enfatizó añadiendo “entonces apaciente mis corderos” y hubo una tercera vez concluyendo el Maestro, “apacienta mis ovejas”.

En Segundo lugar, retomando lo dicho por Jesús, “mis ovejas.” Moisés, como usted y yo, guiaba ovejas que no le pertenecían, él fue siempre consciente de eso, eran de su suegro Jetro; cuanto más cuidado debió tener ¿verdad?, estamos bajo autoridad y hay alguien a quien debemos responderle. La importancia de esta sencilla verdad es relevante; si las ovejas no son nuestras ¿de quién son? Por supuesto que de Dios, y si es así , tendremos que responder por cada una de ellas, sean que vivan o mueran, se extravíen, caigan al hoyo, o las devore el lobo. Cuando pensamos en esto, no puede menos que embargarnos un profundo sentido de responsabilidad eterna por nuestra gestión. Recordemos al referirnos a la manada del Señor, a los justos de Dios, la enfática aclaración que Él hace al ministro Ezequiel: "si la oveja (el justo) se apartare de su justicia e hiciera lo malo y tú no cumplieses con tu función profética de amonestarle; él recibirá su paga de Dios, pero su sangre demandaré de ti, ministro infiel." (paráfrasis mío), Ezequiel 3.20.
                                                                              

Como sufren “nuestros” rebaños un alto precio, por nuestra confusiones ¿verdad?, que triste es saber que muchos dejan al garete el rebaño y otros abusan de su autoridad y manipulando vociferan “si sales de esta comunidad te secarás, no prosperarás, morirás inmediatamente” solo porque el verdadero dueño, Dios, las quiere establecer en otros pastos. Como cobra de importancia lo dicho por Pedro quien entendió la voz de su Señor. 

“apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” 
                                                                                            1 Pedro 5.2-3.

En tercer lugar, “llevó las ovejas a través del desierto.”Esto probaba primeramente que Moisés conocía el desierto, donde estaban los nidos de escorpiones y serpientes, las regiones de lobos y chacales; pero también la ubicación exacta de los pozos de agua y los pastizales verdes. ¿Por qué entonces, ha de tomarnos por sorpresa que como profetas de Dios, nos hallemos constantemente en desiertos, pruebas y aflicciones? En tal caso ¿cómo guiar a la manada del Señor por lugares seguros, si no hemos explorado primeros el territorio? Notemos que nuestra labor es altamente eficaz en el desierto, con la oveja en prueba, haciéndose realidad lo dicho por el apóstol Pablo a los Corintios:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”
2ª Corintios 1.3-4 

Y por Último, “las llevó a Horeb, al monte de Dios.” Vivimos tiempos peligrosos donde las ovejas del reino son llevadas a cualquier cosa menos a Cristo. El énfasis de nuestro mensaje, así como nuestra actitud determinará a dónde irán o a quién acudirán las ovejas.

Un mensaje condensado del tema “provisión material”, guiará a la avaricia. El que enfatiza desmedidamente en el “poder divino” llevará al creyente a depender en cada circunstancia del milagro y no de su actuar consecuente con su fe. O aquél que habla tanto y supremamente bien de sí mismo como profeta bíblico, llevará a la idolatría por el súper ministro. Sólo el mensaje Cristocéntrico, esto es, pecado, cruz y salvación, los llevará a Dios. 

Sólo el énfasis proporcionado y correcto, llevará a la iglesia a depender de Dios y su bendita Escritura, y no de la visión, misión o de un hombre.
 
Salga de la confusión, con la Palabra divina, hallará luz en su caminar; no permita que las técnicas humanas o si quiere las diabólicas, le manejen; Dios le llamó, le equipó y quiere guiarle. Por confuso que esté, hallará claridad en su Escritura.

Imagínese usted, lo que experimenté frente a ese modelo pastoral; me sentí redargüido, retado, edificado, y lleno de consuelo, pues entendí que el modelo bíblico es perfecto, pues fue inspirado por Dios, ideado para instruirme y plasmado en la Biblia como guía segura en mi “quehacer ministerial!”.

Pr. Manuel Cendales S.  
palabraprofetica@hotmail.com

¿A quién Salvarías?


 El Pr. Manuel Cendales al lado  Pastor Burk Parsons quien  es editor de “Tabletalk” publicación mensual de estudios bíblicos devocionales de la revista Ligonier Ministries y sirve como Pastor asociado  en la Iglesia de San Andrés en Sanford Florida al lado del Dr R.C. Sproul
                                                                                                                   
¿A quién Salvarías?

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. 
                                                                  Juan 3.16

Mientras asistía a la conferencia “El debate Supremo: ¿Creacionismo o evolucionismo?” dictada por el doctor Thomas Woodward, tuve la fortuna de ser ministrado por el Pastor Burk Parsons pastor asociado con el Dr. R. C. Sproul en el Ministerio San Andrés en Sanford, Florida. 

El Pastor Burk introdujo la conferencia exponiendo de forma corta, practica pero muy profunda las Doctrinas de la Gracia[1] y particularmente enfatizando en la Soberanía de Dios su elección incondicional, la que no hallando ningún merito en el miserable pecador, lo llama de tal manera a la Cruz que rodeado “con cuerdas de Amor”[2] le es imposible resistir. 

Expuso el contexto inmediatamente anterior a nuestro texto referencia, donde un connotado fariseo de nombre Nicodemo, principal entre los judíos, el que asombrado por las evidentes señales de Jesús, por lo cual lo reconocía como maestro de Dios, vino a interrogarle a lo que Cristo responde:

…De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…
 Juan 3.3

Sin la mínima intención de ser original en esta reflexión seguiré la línea de pensamiento del hermano Burk, la que sostuvo aquella mañana en su exposición. El Evangelio de las Buenas Noticias es tan sencillo; Que el hombre está muerto en sus delitos y pecados[3] y que Cristo vino a salvar pecadores. Sí, amó de tal manera el mundo que envió a su hijo a salvar pecadores. ¿A cuales? Bueno, a los que escogió antes de la fundación del mundo[4] ¿No amó al mundo? Si bien, su Amor general expresado en Gracia Común[5] es universal; Él, Dios “pone el sol sobre buenos y malos”[6] no así su expiación. Esta expresa un Amor Deferente manifestando Gracia Especial; éste es el Amor que salva, y es de este Amor que habla nuestro texto en referencia. Es Gracia pero condicional;

“…para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. 
Juan 3.16b
.
Si, leyó bien: Gracia condicional; Esta Gracia salvífica está dirigida solo a “todos los que creen”. No estoy diciendo que la Gracia sea por merito alguno, pues dejaría de ser Gracia. en Palabras de John Piper: 

“…la gracia hacia los pecadores el más libre de todos los actos de Dios. Sin embargo, libre no quiere decir incondicional. Muchos de los actos de la Gracia de Dios son condicionales. Por ejemplo, Pablo dice: “La Gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor imperecedero” (Efesios 6.24), quiere decir que hay una gracia que viene a los que aman a Dios, pero que no les llega a los que no lo aman. Esta Gracia es condicional. Y cuando Santiago dice: [Dios] nos da mayor ayuda con su gracia… Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes” (Santiago 4.6)…”[7] 

Es decir a los que respondan positivamente al llamado del Evangelio. Y esto es literalmente imposible para quienes no están enfermos, heridos o moribundos con algún hálito de vida sino: “…muertos en sus delitos y pecados” Y es por ello que El divino Salvador dice al maestro de Fariseos que es imperativo que primero “nazcan de nuevo” no por sí mismos, sino por la operación Gloriosa y Graciosa del Espíritu Santo. 

Y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 
                                                           Efesios 1.19-20

Y de acuerdo al “Ordo Salutis”[8] si bien simultáneamente en tiempo equipa al elegido con Fe y Arrepentimiento, en cuanto al orden, la Fe, don de Dios[9] ha de ser precedida por la regeneración. Tal Fe entonces es señal de ser uno de aquellos por los cuales Cristo derramó su sangre en la Cruz.

El Evangelio es sencillo insistió el querido hermano Burk. No hay duda que su preocupación giro alrededor de la penetrante y transcendental reflexión del maestro respecto del ministerio de Nicodemo:

...Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?...

El orgullo espiritual, los prejuicios religiosos y ante todo el pecado remanente puede hacer que aun los más bienintencionados hermanos y ministros del Evangelio, presenten otro evangelio, y en palabras del pastor Burk Persons “se hagan anatema”[10] Cristo murió por pecadores:
 
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.
Juan 3.16

No hemos de ponerle ni quitarle. En esto consiste la “locura de la predicación”[11] esto es lo que ofendió a los judíos y menospreciaron los griegos. En mi caminar cristiano, no en pocas ocasiones, he visto denominaciones, movimientos, asociaciones y sectores de la Iglesia Cristiana protestante (liberales e incluso ortodoxos) añadir tal cantidad de requisitos a la Gloriosa simpleza del Evangelio- que si deben o no hacer oración de fe, pasar al frente, que deben primero conocer esta o aquella doctrina (que en muchos casos es exo- bíblica). Obras, obras, obras-. O lo peor, si la persona es buena, se muestra dispuesta o cordial o amistosa. O que si respeta esta o aquella confesión de Fe. ¿Acaso Saulo -literalmente- no era enemigo de los cristianos y de Cristo cuando fue llamado eficazmente? ¿No los perseguía religiosamente para matarlos? Debemos orar –apunto Burk- para que incluso pastores sean convertidos.
                                                                                               
Creo que El Sencillo Evangelio debe proclamarse en cada oportunidad aun en nuestras congregaciones. Durante estas mismas conferencias un anciano americano de 67 años de edad llamado Jack Rombough testificó que a pesar de llevar 40 años “en la Iglesia” llevaba un año de haber nacido en Cristo.

Ahora la razón del título de esta reflexión nace de la que considero la más audaz de todas las preguntas de estas conferencias y que expreso el Ministro Burk ¿Si Usted fuera Dios a Quien salvaría? 


Piense en ministerios enteros que se le oponen y quizás (solo quizás) sea porque “tiene nombre de qué viven pero están muertos[12] A esos parientes que “cual animales irracionales” viven desbocadamente y se mofan de su integridad, del vecino ruidoso y borracho, del asesino de su familiar, del violador de su hija, ¿Si Usted fuera Dios los salvaría? 


Traiga a su mente los que no piensan como Usted, los que abiertamente lo vituperan, o los que Usted considera la lacra[13] social quizás (solo quizás) por considerar que lo que Usted es en Cristo se lo debe a su santidad, valor o conocimiento. 

Y es que “el conocimiento envanece” mal entendido puede llevarnos a “prejuicios” que nos llevan a presentar no el Evangelio de la Gracia, el de las buenas noticias, sino uno como excluyente, como exclusivo de alguna casta especial, del algún género de personas en particular, que llenan algún requisito, cambiándolo (El evangelio de la Gracia) por un falso evangelio de meritos. Es en este sentido que Dios no hace acepción de personas.

Me marcó escuchar a este predicador repetir lo sencillo y simple que suele ser el Evangelio, que Cristo murió por pecadores, de cualquier color o raza, clase social, cultura, lengua o condición, pues somos dados a olvidarlo. Fue de esta manera y no de otra que Dios amó al mundo con un Amor Salvífico.

Que terrible seria hallar que quien no corresponda al espectro que nuestra religiosidad ha creado, excluido, inmerecedor de que le presentemos a Cristo. Que distinto es Cristo quien al oír discutir a la Samaritana sobre aspectos tan superficiales y fatuos…

La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 
                                                        Juan 4.9-10
                                                                                                    
…le presento en cambio las Buenas Nuevas. Si, es verdad que le redarguyo de pecado haciendo alusión al 7º mandamiento al preguntar por su marido, esa es la tarea de la ley ser ayo que guía a Cristo. Pero sin acepción religiosa, cultural, de género o distingo social le presento su Bendito Evangelio.

Ante la pregunta de esta reflexión hecha por el Ministro Burk ¿Si Usted fuera Dios a Quien salvaría? La primera y más rápida respuesta que viene a mi mente es a saber:  ¡menos mal que yo no soy Dios! 

Alguien que lucho mucho con sus prejuicios fue el apóstol Pedro, mayormente porque los judíos se creían único objeto del amor de Dios, de ahí que Jesús dijese a Nicodemo de manera aclaratoria “… de tal manera amó Dios al mundo. No a solo al Israel nacional, sino al Israel espiritual, a los que son de la Fe de Abraham a quien Dios prometió:

…y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente,  
Génesis 26.4c

Notemos de nuevo que tal Amor en lo general está dirigido al mundo, y en lo particular a aquellos que son de la FE; siendo esa simiente Cristo[14]Por tanto Fe en Cristo.

Volviendo a la lucha de Pedro quien incluso llegó a hacer acepción de personas -por lo cual lo increpó Pablo-,

Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?  Gálatas 2.11-14

Este es el mismo Pedro, quien al ver la Gracia de Cristo sobre aquellos que él consideraba excluidos de tal Gracia (los gentiles, los no judíos) dijo:


Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
                                                      Hechos 11.17-18

No juguemos a ser Dios, dejemos que Dios sea Dios, a Él le pertenece la Salvación y la Gloria, y a nosotros nos ha sido encomendado predicar el Evangelio; hagamos nuestra tarea sin ser tropiezo, sin arandelas y que Dios tenga Misericordia de todos.

Amén.


Pr Manuel Cendales S.
palabraprofetica@hotmail.com


1 También llamados los cinco puntos Calvinistas. Léase Doctrinas Claves de Edwin Palmer. La Predestinación de Loraine Boettner. Escogidos por Dios de R. C. Sproul. Institución de la Religión Cristiana de Juan Calvino.
2 Salmo 16.6
3 Efesios 2.1…
4 Efesios 1.1…
5 El Amor de Dios que es dado a impíos y piadosos como la existencia, el aire, el sostenimiento etc.
6 Mateo 5.45
7 John Piper. La Gracia Venidera. Págs. 84 y 85. Editorial Vida.
8 John Murray. La Redención consumada y Aplicada. Libros Desafio
9 Efesios 2.8 
10 Gálatas 1.8-9.
11 1ª Corintios 1.21.
12 Apocalipsis 3.1
13 lacra. (De or. inc.). f. Secuela o señal de una enfermedad o achaque. || 2. Vicio físico o moral que marca a quien lo tiene. || 3. com. Cuba, Ur. y Ven. Persona depravada. Diccionario DRAE.
14 Gálatas 3.15-18