Pastor Manuel Cendales S.
¿POR QUÉ BRAMA EL CIERVO?
Salmo 42
1. ¿SED DEL DIOS VIVO?
"Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?"
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?"
Sal 42:2.
Las circunstancias del autor del salmo son bien particulares, tiene sed de Dios, pero no en un sentido meramente litúrgico o religioso como parece ser el sentir de una buena parte de la Iglesia actual; satisfecha con actividades, seminarios, retiros, invitados especiales; lo cual en todo caso es necesario sin ser lo imprescindible de nuestra relación con Dios. David en su adolescencia no tuvo los privilegios religiosos, culturales y sociales de nuestra época, sin embargo, tenía una profunda comunión personal con el Dios verdadero. La sed de nuestro protagonista jamás sería satisfecha por devocionales rutinarios o cursos teológicos meramente intelectuales; su sed requería, no el agua, sino la fuente de la misma.
Muchos son los que se congregan en el nombre de Cristo, pero, ¿Está Cristo presente, vivo en medio de ellos?.
Es verdad que en cierta ocasión al apóstol Pablo un joven se le durmió y cayó, muriendo,y fue resucitado (Hechos 20:9) Pero para él, tal Dios no estaba presente y vivo. Tal es la condición de muchos feligreses, no adoradores, que duermen incluso literalmente, mientras se presume que Dios está presente.
Evidentemente el salmista no experimentaba en su vida espiritual la desbordante paz y el profundo gozo de Cristo vivo, activo en su corazón; su alma gemía diciendo "hazme oír gozo y alegría…no me eches de delante de ti y no quites de mí tu Santo Espíritu" (Salmo 51:8,11).¿Se puede morir de sed sumergidos en un manantial de aguas?
¿No será que, como el paralítico de Bethesda, usted se ha quedado paralizado fuera del estanque?
2. ¿DÓNDE ESTÁ TU DIOS?
"Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?...
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?...
...Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?"
Sal 42:3,10.
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?"
Sal 42:3,10.
¿Le han hecho alguna vez ésa pregunta? Los enemigos de Cristo, son enemigos de la fe y por tanto, enemigos de los que somos de la fe. No dudo que el autor estaba experimentando tribulación y quebrantamiento, pero, ¿No nos enseñan las escrituras que es precisamente en estos momentos de debilidad que Cristo está mayormente presente y fuerte en sus escogidos? Caemos en el engaño de nuestra mente natural, cuando pensamos que en los momentos buenos Dios está y que en los malos momentos nos ha abandonado. No fue exactamente lo que expresó Satanás sobre Job, Dios le había preguntado "¿No has considerado a mi siervo Job?" (Job 1:8) A lo que el adversario refutó "¿acaso teme Job a Dios de balde?" (V.9) La insinuación maléfica contra el varón fue que este amaba la provisión de Dios y no a Dios, argumento que fue derribado a lo largo del libro, probando que la fe, cuando es realmente fe dada por Dios, nos sostiene en cualquier circunstancia y nos lleva a amar a Dios por sobre todas las cosas (Deuteronomio 30:6) Cuando la adversidad providencial nos visita, los incrédulos nos tienen por abandonados de Dios, pero esto es lo de menos, lo más ocurre cuando nosotros llegamos a pensar que Él lo ha hecho.
El "moderno evangelio positivista", falso por cierto, hace que el creyente sea vituperado, pues se predica una fe por vista, como garantía de la presencia divina en su iglesia verdadera; sin embargo, ésta es la prueba indiscutible de que es sólo "pensamiento positivo" ¿No fue el Señor quien dijo: "…Vinieron los días del castigo, vinieron los días de la retribución; e Israel lo conocerá" ?(Oseas 9:7).
3. ¿POR QUÉ TE ABATES, ALMA MÍA?
"¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío."
Sal 42:11.
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío."
Sal 42:11.
Bien dice la escritura: "…un poco de levadura, leuda toda la masa" (1Corintios 5:6) A pesar de la fervorosidad por Dios mostrada en este poema, su autor expresa lo permeables que solemos ser ante las insolencias de los que nos afrentan, su incredulidad se hace contagiosa para aquellos que lejos de la vid, como "pámpanos autosuficientes", confían en sus estrategias, porque hace mucho tiempo dejaron de confiar en la palabra de Dios, o de lo contrario responderían conforme a ésta, a aquellos que los instigan: "Nuestro Dios está en los cielos, todo lo que quiso ha hecho" (Salmo 115:3) El auto-reproche es válido cuando de permanecer en la fe se trata, ¿Pero hemos de ceder ante la presión de las aflicciones del mundo que advertidas y vencidas fueron por Cristo?
El abatimiento es propio de la poca fe, debilidad por escasez de la Palabra viva y la piedad en una vida "La turbación es obvia en el hombre natural, jamás del hombre espiritual, por tanto, ha de ser rechazada" Recuerda la voz de Jesús diciendo: "Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora" (Juan 12:27).
4. TUS ONDAS Y TUS OLAS SOBRE MÍ.
"Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí."
Sal 42:7.
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí."
Sal 42:7.
La iglesia debe ser corregida por Dios. El salmista, al identificarse con el profeta Jonás, estaba aceptando que Dios es justo, que aún aquella austeridad obedecía a una causa (nuestro pecado) y a un propósito divino (nuestra santificación). Dios hizo, Dios lo está haciendo, Dios lo hará, pues Él no cambia Iglesia.
5. ESPERA EN DIOS
"¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío...
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío...
...¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío."
Sal 42: 5,11.
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío."
Sal 42: 5,11.
La conclusión del cantor santo es contundente; es verdad que fallamos, es verdad que muchos nos vituperan por nuestros errores y no permitimos por éstos que los muchos vean en nosotros la luz de Cristo. Deshonramos a Dios, no sólo con nuestro estilo de vida, sino además con nuestro reproche al divino Maestro, culpándolo de nuevo, echando sobre Él nuestra maldad y sin embargo, aún ello, a los que verdaderamente amamos a Dios, nos ayudará para bien (Romanos 8:28). No obedecimos a Proverbios "De toda cosa guardad guarda tu corazón" (Proverbios 4:23). Y fuimos por instantes leudados de incredulidad y sin embargo, el sello de "más que vencedores" es indeleble en nuestro ser. Hemos experimentado por instantes el abandono de parte de Dios para enseñarnos cuanto dependemos de Él y de su gracia; zarandeados por Satanás fuimos sostenidos firmes por Cristo (Lucas 22:32). La victoria es nuestra; a los verdaderos hijos de Dios, nada nos separará de su amor (Romanos 8:39). Tenemos la victoria y como dice Juan "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe". (1 Juan 5:4).
¿Por qué brama el ciervo?
Pastor Manuel Cendales S.
palabraprofetica@hotmail.com